43.
Karim saludó cordialmente a la reina Elora y luego a sus hijos.
—Es un honor, Reina Elora. Las historias sobre su belleza no le hacen justicia —dijo con elegancia.
—Es un placer recibirlo, Rey Karim —respondió ella con la cortesía habitual.
El saludo entre Karim y André fue breve. Cruzaron miradas tensas, y ambos supieron de inmediato que no confiaban el uno en el otro.
Al ver a la princesa Miel, Karim quedó sorprendido.
—Un placer, princesa. Veo que ha heredado la belleza de su madre.
—El placer es mío, Rey Karim —dijo Miel con frialdad. Aunque Karim era atractivo, ella seguía obsesionada con Anthony.
El Rey visitante fue conducido a una villa cercana al palacio para descansar y prepararse para la fiesta en su honor. Esta medida, además, permitía aislarlo mientras los guardias de la ciudad inspeccionaban los alrededores en busca de señales de una posible emboscada.
Karim y su séquito planeaban quedarse sólo un par de días en Leória. Durante ese tiempo, los mercaderes intentaban vender