28. En busca de un plan secundario
—¿Quién es la Líder? —preguntó el primer ministro.
—No puedo decir nada sobre ella —respondió Serena con firmeza, lo que encendió las alarmas en la sala.
—Creí que venías a ayudarnos —espetó Damián, con un tono de desconfianza evidente.
—Quiero ayudar —dijo ella, empezando a ponerse nerviosa—, pero no puedo hablar de ella. Si lo intento, mi cuerpo se paralizará y perderé uno a uno todos mis sentidos, hasta que la muerte sea inevitable. Es un hechizo impuesto a todos los miembros de la organización.
—Entonces eso fue lo que vi —dijo Matías, recordando su evaluación mágica.
—¿Viste algo en ella y no me lo dijiste? —exclamó el Rey, visiblemente molesto.
—No era nada alarmante, Alteza. Encontré un sello que no pude descifrar del todo, pero no mostraba señales de control externo ni de manipulación directa. Por eso no lo mencioné —explicó Matías con respeto.
—No debes ocultarme nada. Si te pido un análisis, es tu deber ser totalmente honesto conmigo —replicó el Rey, severo.
—Le pido disculpa