Damián
—¡Franco! —Despierto gritando el nombre de Franco tras traer de recuerdo ese último momento del accidente, miro a mi alrededor y me encuentro con mi hermana y mi madre, quienes se me abalanzan encima al ver que he despertado.
—Damián, hijo, gracias a dios, despertaste.
—Dani… ¿Estás bien? —pregunto al ver que tiene rosetones en su rostro y una mano vendada.
—Sí, no me paso nada malo, puedes quedarte tranquilo. —Miró mi mano y quito de ella la vía intravenosa para levantarme e ir a buscar a Antonella.
—Damián, ¿Qué crees que haces? —inquiere mi madre.
—Voy a buscar a mi esposa, ella… dime que está bien, madre. —Asiente confirmándome el estado de salud de mi esposa.
—Está fuera de peligro, puedes estar tranquilo. —Niego a lo que me pide mi hermana. Yo necesito ir a verla y saber que en realidad está bien.
Ellas podrían estar mintiéndome para que yo me quede tranquilo.
—No intenten detenerme, voy a ir a verla. —Me bajo de la cama y mi madre y mi hermana intentan detenerme, en ese