Juegas conmigo, con mi cuerpo y te complaces en mis reacciones. Amo que ames hacerme correr entre tus manos.
Isabella
Despierto completamente sola en la cama, mi estómago gruñe con fuerza, no recuerdo cuando fue la última vez que comí algo. Enciendo la luz de la lámpara de la mesita de noche y me quedo congelada por un segundo al darme cuenta de que no estoy en la habitación de Alexander.
Cierro los ojos e intento recordar. Las últimas imágenes que me vienen a la mente; son de Alexander y mías dentro de este cuarto. Él me sometió sexualmente y yo disfruté tanto que lo hiciera, fue perverso, controlador y excitante. Mi cuerpo se calienta de solo pensar en todo lo que me hizo sentir; sin embargo, mi estómago gruñe exigente.
Salgo de la cama pensando en que voy a ponerme, no obstante, sobre el sofá descansa un lindo vestido turquesa con sandalias a juego, pero sin ropa interior. Me visto y salgo del cuarto para ir a la cocina, necesito comer algo antes de que me desmaye.
—Buenas noches,