Me incorporé sobresaltada al oír que Brandon se movía. Sus dedos se agitaron levemente y cubrí su mano con la mía, mi corazón latiendo con fuerza. Su cabeza se inclinó un poco hacia mí y entreabrió los labios.
—Tranquilo —susurré.
Intentó hablar y frunció el ceño.
—Tranquilo, amor. La cirugía salió bien.
Sentí que trataba de presionar mis dedos. Tomé su mano y la llevé mis labios.
—Salió bien, Bran —repetí, por las dudas—. Vas a recuperar la vista.
Su suspiro tembloroso me indicó que había comprendido. Su otra mano se alzó con lentitud a palpar el vendaje que cubría sus ojos.
—Eso se quedará allí por varios días.
—¿Salió bien? —musitó, mientras sus dedos exploraban el