Antes de ir a casa de mis padres, decidí hacer una parada en la floristería para comprar las flores favoritas de mamá. A mi madre le gustan mucho los girasoles, por lo que no me puede faltar su detalle ahora que me he invitado yo mismo a cenar de improviso. De paso aprovecharé para llevarle otro ramo a Noa como agradecimiento, pero ¿qué tipo de flores le gustan a ella?
Miré cada flor y unas realmente azules y muy bonitas llamaron mi atención, más porque me recordaron el color de sus ojos. Espero que las flores sean de su agrado.
Llegué a casa a tiempo y fue mamá la que me recibió con una hermosa y gran sonrisa. Dejé un beso en su mejilla y le entregué su ramo de girasoles.
—Gracias, mi amor —no hay nada más hermoso en esta vida que ver la sonrisa de tu madre—. Están preciosos.
—¿Noa y su abuelo ya llegaron?
—Sí, no hace mucho llegaron —miró el ramo de flores azules y sonrió, más no dijo nada—. Entra, te estábamos esperando para servir la cena.
Sé que papá tuvo que haberle contado sobr