Capítulo 18

Salgo de la ducha y seco mi pelo, odio todos los productos que tengo que utilizar para no parecer un león tras secarme el pelo, algo que también le pasa a Andrea, ya que al igual que yo tiene el pelo rizado.

Miro mi reflejo, mis ojos cansados, devastados y llenos de dolor, lo que me lleva entonces a mirar las infinitas marcas de mis brazos y de mis piernas. Casi nadie entiende el dolor emocional por el que tuve que pasar para herirme tanto y en algunas ocasiones de forma tan bestial.

En si las personas no saben lo que experimenta alguien con dependencia emocional, cuando esa persona es arrancada de su vida de un día para otro, es doloroso, angustiante y te vuelve loca, hasta el punto de no razonar, de incluso querer algo que logre hacerte olvidar por un tiempo que esa persona ya no está y no estará.

Dejo de mirar las marcas y me pongo el mini pijama, no tengo ninguno que cubra más que de lo necesario, es pequeño,

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