“¿Quieres volver a verme tanto y seguir acosándome?”. Dash miró a Eevonne con una mirada como si quisiera desesperadamente patear a Eevonne hacia las alcantarillas apestosas en ese momento.

“Lo siento”, dijo Eevonne. En ese momento, no importaba lo que dijera Dash, solo podía decir que lo sentía.

En ese momento, la mujer en el coche detrás de él salió con gracia y se acercó a Dash. “Dash, ¿por qué lo que dices suena como si ella fuera tu... ex novia?”.

Al decir eso, la mujer examinó a Eevonne de arriba a abajo. La chaqueta polar que llevaba Eevonne le costó menos de cincuenta dólares en línea. Sus jeans también parecían un poco viejos. Sus zapatos blancos, en particular, fueron cepillados por ella hasta que los hilos ya se estaban desprendiendo. Lógicamente hablando, su salario en ese momento no era bajo. Sin embargo, ella se mudó y estaba alquilando una casa en un lugar diferente. Ese lugar estaba muy cerca de una escuela de idiomas. Ya no trabajaba como repartidora de alimentos. E