Si fuera Sabrina, ella no lo llamaría en absoluto. Sin embargo, Sebastian respondió a la llamada. “¿Hola?”.
En el otro extremo, Lori sonaba inesperadamente tranquila. “Director Ford, yo… tengo algo que decirte”.
Sebastian contestó: “Está bien”.
“Ehm… La semana pasada el Tío Ford nos invitó a mi madre, a mi tío abuelo y a mí a la antigua residencia de la familia Ford. Ese día, él dijo que tú, tu esposa y tu hija también estarían presentes”.
“¿Hay algún problema?”,le preguntó Sebastian.
El tono de Lori era sincero. “Es así, Director Ford; a tu esposa no le agrado demasiado, así que, creo que… ¿Tal vez no deberían venir?”.
Sebastian: “…”.
“Amo Sebastian, no lo malinterpretes. No quiero impedir que fueras a tu propia casa. Pero como… Como el Tío Ford nos invitó, mi madre y yo no tenemos más remedio que asistir. Mi madre y yo no tenemos a nadie en quien confiar más que la una en la otra, así que no nos atrevemos a ir en contra de los deseos del Tío Ford. Por eso pensé en hablar co