Lorena rodó la mirada por los allí presentes que estaban más que impresionados por lo que acababa de suceder. Una gran vergüenza la invadió y decidió salir del salón de clases para intentar calmarse.
Caminó por el largo pasillo lleno de estudiantes y llegó a un parque trasero que había en el instituto. Su corazón latía con fuerza y las lágrimas en sus ojos suplicaban para que las dejara salir.
Mientras, en el salón, Cristian rodó la mirada por el lugar y notó que los estudiantes estaban murmurando cosas que él no podía escuchar.
Se sentó en su puesto y se concentró en andar su celular. Poco a poco los estudiantes alejaron su mirada de él y dejaron de hablar del tema.
—¿Quién se cree que es para tratar a Lorena de esa manera? —inquirió Laura mientras veía a Cristian.