Capítulo sesenta y tres. ¡Lo sabía!
Emma miró a su familia y luego miró a Ryan, él tenía una sonrisa dibujada en los labios. La joven sintió su corazón estrujarse dentro de su pecho, su cuerpo tembló y se mordió el labio mientras gruesas lágrimas corrían por sus mejillas espantando a todos, en especial a Ryan.
—¿Cariño?
—¡Emma! —gritó Natasha cuando la vio tambalear, ella se puso de pie rápidamente, pero fue Ryan quien la sostuvo y la llevó a la silla más cercana.
Michael miró a Gerald, él se encogió de hombros y los gemelos estaban en la misma situación.
—¿Embarazada? —susurró Emma casi ahogándose con sus palabras.
—Es lo que tu padre opina —dijo Natasha acercándose a ella con un vaso de limonada.
—¿Un bebé? —preguntó de nuevo.
—¿Qué pasa, cariño? —Ryan tenía miedo de que Emma se hiciera ilusiones y al final no resultara ser un embarazo.
—Nada, yo… no me he sentido bien, desde hace unos días, mamá lo atribuyó a una recaída por gastritis, podría ser, ¿no? —preguntó en medio de un suspiro.
—Podría, aun así, podemos salir