Hoy al fin leí el correo que Jaiden me pasó, decía que la tormenta se dirigía a nosotros, es decir que va a llover en Los Ángeles como nunca antes había llovido, carajo.
-¿De verdad vendrá una tormenta?
Pregunto Nataniel caminando al balcón para olfatear el aire.
-Debe ser verdad porque mi jefa me acaba de avisar que mi regreso al trabajo se reprogramo para el mes que viene. Mierda, ¿Por qué me persigue la desgracia?
-No exageres, Naty.
-No exagero, Jane. Llevo un año o dos aquí y siempre pasa algo.
-¿Qué pasó el año pasado que afectará a todos?
-¡El apagón!
¡Carajo! ¡¿Cómo olvide lo del apagón? Un segundo ¿Naty de verdad lleva tanto tiempo aquí?
-¿Qué pasó? ¿Ya no tienes argumentos contra mi lógica?
-Esta vez ganaste, Naty.
-¡Ja! Al fin te he ganado una discusión. ¡Es perfecto! ¡Ahora sí era un gran año!
-¿Ahora ganarme en una discusión es sinónimo de fortuna o que?
En estos últimos días yo he estado observando como Naty celebra cada vez que me gana en algo?
-Sí, si lo es porque la ú