56. Cómo adolecentes
Cuando Liam dejó en su casa a Amber la despedida fue como si se tratara de un par de novios adolescentes, no podían parar de besarse y abrazarse envueltos en el velo de la oscuridad.
“Qué desvergonzada, acaba de divorciarse y ya se deja ver en semejantes muestras de afecto públicas, estas generaciones no conocen de moral y buenas costumbres", se dijo Rose mientras observaba a la pareja desde la ventana.
— No me quiero apartar de ti.
— Ni yo deseo que te vayas, pero no nos queda más que esperar otra escapada.
— ¿Puede ser mañana?
— Ja, ja, ja, no creo, veremos si al día siguiente.
— Está bien, tendré que resignarme a mi cruel destino, estoy enviciado con tenerte, pero no me queda más que esperar migajas.
— ¿Estás seguro de que no eres actor?, porque tienes potencial.
— Ja, ja, ja, solo lo hago porque me gustan esos gestos que haces de desaprobación, arrugas la punta de la nariz y giras los ojos de manera graciosa.
— Me alegra hacerte gracia.
— En realidad me haces de todo.
—