En cambio, Aslan tuvo que pedir excusa para atender a su abogado que llegó de imprevisto, y dejando a los demás que siguieran con la plática se fue a su despacho.
—¿Desea usted un café? — preguntó Aslan por cortesía.
—Muchas gracias, señor Fernsby, pero acabo de tomar, será para la próxima.
» Lo que