65. No quiero que te detengas
Rhys se encaminó hacia la puerta de la habitación, pero antes de salir, echó una mirada hacia atrás y vio a Anastasia sentada en la cama, su expresión marcada por la inquietud. Él se detuvo y regresó a su lado.
—¿Qué pasa? —preguntó suavemente.
Anastasia lo miró, pero no dijo nada, simplemente clavó la vista en él. Rhys la observó por un momento y luego le susurró:
—Duerme un poco, yo iré a hacer unas cosas. No te preocupes.
Con cuidado, la ayudó a recostarse de nuevo, asegurándose de cubrirla bien con la sábana. Mientras se giraba para marcharse, sintió un tirón en su muñeca. Era Anastasia, quien lo sostenía con una mano temblorosa y lo miraba con ojos suplicantes, casi implorando que no se fuera.
Rhys se inclinó hacia ella, notando el brillo en sus ojos.
—¿Quieres que me quede? —preguntó, su voz suave y atenta.
Anastasia asintió ligeramente.
—¿Es urgente lo que tienes que ir a hacer? —preguntó ella.
Rhys suspiró, luchando contra el impulso de besarla y abrazarla. Esa era la razón po