10. Tu marioneta
—No saldré de esta habitación —replicó.
No quería ser grosera con la joven, la única persona culpable de que ella estuviera allí era del príncipe y de nadie más, si tenía que soltar su furia, sería sobre él, pero por ahora estaba tratando aclarar su mente para así preparar todo lo que le iba a decir en ese momento, nomas tuviera la oportunidad.
La sirvienta pareció sorprendida por la negativa de Anastasia, pero mantuvo su compostura y respondió con calma.
—Entiendo, alteza. Pero el príncipe ha insistido en que su presencia es requerida en el comedor esta mañana.
Anastasia frunció el ceño, sintiendo una mezcla de irritación y nerviosismo.
Definitivamente, no estaba acostumbrada, y mucho menos le agradaba que se dirigieran de ese modo a ella. Incluso, tampoco creía que algún día llegaría a acostumbrarse.
Estaba dispuesta a enfrentar al príncipe Rhys en cualquier momento, a pesar de que todavía no asimilaba todo lo ocurrido.
No le tenía miedo y suponía que una vez lo tuviera enfrente,