_ ¡Mehmed! Esas camisas son muy caras, no se las puedes dar a Abi.
_ No le prestes importancia, además ella ya se encuentra acostada, vamos a la cama para descansar apropiadamente.
Iris no le pudo decir nada a Abi debido a sus ojitos grandes que la miraba con súplica, ella tomó la mano del turco y se fue a dormir mientras se acurrucaba en su pecho.
_ Por cierto cariño, mañana iré a ver unos pequeños detalles del trabajo, así que te quedarás sola unas cuantas horas.
Iris asintió y se aferró al cuerpo de Mehmed, ella no tardó en quedarse dormida y el turco la acompañó al cabo de unos minutos.
Iris
Me d