—Mamá, no deberías seguir quejándote con Liberty, los trapos sucios se lavan en casa, ¿acaso no lo entiendes aún? ¿Crees que Liberty te va a compadecer? Solo disfrutará de tu desgracia.
Hank soltó toda la insatisfacción que había estado reprimiendo de un solo golpe.
La madre de Hank se quedó pálida, pero no pudo replicar ni una sola palabra.
—Piénsalo, mamá.
Dijo Hank y se volteó para irse.
—¿A dónde vas?
Preguntó la madre de Hank al ver que su hijo se disponía a salir.
—Mamá, pisaste las flores que le iba a regalar a mi esposa. Saldré a comprar otras.
La madre de Hank se quedó callada.
Hank salió sin mirar atrás, fue a comprarle a Jessica otro ramo de flores.
Al regresar, encontró a su madre llorando en el sofá. Hank, molesto, la ignoró y llevó el nuevo ramo a su habitación.
Jessica estaba en la cama viendo videos en su celular, riendo de vez en cuando.
Al ver a Hank entrar con las flores, Jessica dejó su celular, saltó de la cama y corrió descalza hacia él.
—Darling, te echo de menos