—Alice, acabo de ver el anillo de matrimonio que trae nuestra prima Serenity.

—¿Te crees el único con ojos o qué? ¿Y qué si lo viste? ¿Tiene algo de malo el anillo de matrimonio de Serenity?—Alice lo miró y soltó la carcajada.

Clive se quedó callado, pensando por dónde empezar.

—¿Acaso hay algo que no podamos platicar entre nosotros? Me trajiste para arriba porque tenías algo que decirme, ¿verdad? Si hay algún problema, dime.

—Alice, ¿te acuerdas cuando te chismeé que Zachary estaba presumiendo su anillo de matrimonio en su Facebook?

Alice asintió, —¡Claro que me acuerdo! Esa mañana me mandaste como mensajera a contarle todo a la pobre Elisa. Tú quedaste como el santo y yo como la mala del cuento. Viendo lo triste que estaba Elisa, casi me largo a llorar como Magdalena.

—También me dijiste que te topaste con Zachary en el Hotel Wiltspoon, ¡y hasta te invitó a cenar como si fueras una reina! Llegaste a la casa y no cerraste el pico en toda la noche, diciendo que ni en tus sueños más gua