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Zachary miró a su amigo sin palabras.
—De repente espero la cita a ciegas con la señorita Sox. —Josh tocó la nariz avergonzado.
—He arreglado para que os encontréis el sábado por la tarde. Fija tú el lugar y dímelo luego. Pues le diré a Serenity que informe a señorita Sox para que vaya acá.
—Entonces es pasado mañana. Zachary, mírame, ¿estoy guapo? ¿Tengo acné en la cara o no? ¿Y si la barba es demasiada larga?
El ascensor llevó a los dos al piso más alto.
Después de que la puerta del ascensor se abriera, Zachary dejó atrás a este pavo real que estaba dispuesto a extender la cola.
Josh se apresuró a seguir sus pasos.
—Señor York, señor Bucham.
Señorita García se levantó y saludó a los dos jefes.
Ambos asintieron en respuesta al saludo de la señorita García.
—Hay un espejo en mi sala de descanso, entra y míralo —dijo Zachary tras entrar en su despacho del presidente, señalando la puerta.
—Todavía tengo confianza en mi cara. Siempre que la señorita Sox me vea, estoy asegurado que el