Chloe sabía que Gonzalo no podía dejar de preocuparse por ella.
Le pidió a Gonzalo que saliera y lo tranquilizó diciendo, —No te preocupes, mi mamá no me va a matar. Soy su hija, le arruiné sus planes y es normal que me diera bofetadas.
Chloe pensaba que Sandra había tenido mucha piedad al no matarla.
Gonzalo miró a Sandra y luego a la cara hinchada de Chloe, y se sintió muy mal.
Salió en silencio, pidió hielo a la enfermera y le dijo a Chloe que se lo pusiera en la cara.
Chloe tomó el hielo y dijo, —Lo haré, sal primero.
Gonzalo apretó los labios y salió de la habitación.
Ahora solo quedaban Sandra y Chloe en la habitación. Chloe se enfriaba la cara con cubitos de hielo y dijo, —Mamá, has estado de pie tanto tiempo que debes de estar cansada. Trae una silla y siéntate.
Sandra miró fijamente a su hija, luego trajo una silla y se sentó frente a la cama.
—Mamá, si vas a pegarme, ¿podrías no abofetearme en la cara? No soy muy guapa y si se me hincha la cara quedaré aún más fea. Aún no ten