Kevin entró en el edificio llevando un ramo de flores.
Ya era hora de salir de trabajo, muchos empleados se dirigían a la salida y al ver entrar a Kevin con un gran ramo de flores ya no les parecía raro. Si un día no veían aparecer a Kevin, les resultaría extraño.
—Hola, señor Kevin.
Sin importar lo que todos pensaran en sus interiores, seguían siendo muy respetuosos con Kevin en la superficie.
Kevin sonrió e inclinó la cabeza hacia todos como respuesta a los saludos.
Pronto, se acercó a Luna y Eneko.
—Luna, ¿has terminado todo el trabajo? Vamos a comer juntos. Este ramo de flores es para ti.
Al decir esto, Kevin le entregó las flores a Luna.
Luna contestó con indiferencia: —Ya te he dicho que no me gustan las flores, no me las mandes. Se está convirtiendo en una floristería en mi oficina.
A veces Kevin venía a visitar a Luna varias veces en un día, y al mismo tiempo le entregaba varios ramos de flores.
Si Luna las tiraba, él traía más flores como en represalia.
Luna sentía que ya no s