Giselle intentó defenderse, pero al ver la cara seria de su madre, optó por agachar la cabeza y disculparse.
—Mamá, lo siento, esta vez es la culpa mía.
Dio dos pasos hacia delante y cogió cariñosamente el brazo de Sandra, haciendo mimos y diciendo: —Mamá, perdóname, no te enfades, ¿vale? Es sólo que me gusta tanto el señor Lucas, ya he tenido que competir con bastantes mujeres, y ahora ha aparecido de repente un Kevin.
—Las mujeres no podemos acercarnos a Lucas, pero Kevin sí, y los guardaespaldas de Lucas no pueden impedírselo. Incluso está cortejando abiertamente a Lucas, ya había amontonado una vez un enorme mar de flores frente al Grupo Díaz.
—Estaba celosa de él y no pude evitar hacer algo así tan tonto por un momento. No me di cuenta de que reaccionaría tan rápido y a su vez me puso la zancadilla. Esa caída me dolió mucho, y me dio vergüenza.
Pensandp en el desastre que acababa de sufrir, Gisella volviera a sentirse resentida.
Nunca se había sentido tan avergonzada.
—Mamá, no te