Incluso los pocos platos sencillos eran apetitosos.
Belén sólo había comido algo de pasteles por la tarde y ya tenía mucha hambre.
—Axel, ¿has comido? —preguntó Belén mientras comía.
Axel era su cocinero, pero había ganado un poco más de respeto por Axel desde que se enteró de que tenía su propio negocio.
A Belén le parecía que Axel tenía una carrera de éxito, pero no dejaba de aprender. Incluso dejó de lado su estatus y viajó miles de kilómetros para trabajar para ella como chef con el fin de mejorar sus habilidades culinarias.
Además, era bastante capaz de adaptarse rápidamente al puesto y la trataba con mucho respeto.
Belén apostaba a que Axel sería aún mejor en el futuro.
El potencial de este hombre era imprevisible.
Por eso se bromeaba con Cristina de vez en cuando, y si a Cristina realmente le gustaba Axel, estaría encantada de emparejar a los dos.
Axel era excelente y guapo.
Si pudiera juntarse con Cristina, sería una pareja perfecta.
—Sí, he comido.
Axel no se dejaba llevar por