La mente de Greta quedó en blanco.
—¿Qué estás diciendo? ¿Qué hechos claros? ¿Qué significa que no puede salir?
Gritó al oficial, atrayendo la atención de todos a su alrededor.
El subcomisario Bustillos salió de su oficina con expresión grave, al escuchar el alboroto, se apresuró a acercarse.
Greta lo vio y le dijo:
—Subcomisario Bustillos, dígales que puedo llevarme a Guillermo.
Esperaba que él resolviera todo, pero el subcomisario Bustillos no se movió, y su mirada hacia Greta estaba llena de disculpas.
—Subcomisario Bustillos…
Para evitar un escándalo mayor, el subcomisario Bustillos la llevó a su oficina.
—Señora Mendoza, por favor, acompáñeme a mi oficina, necesito explicarle la situación de Guillermo.
Greta lo siguió, su mente llena de preguntas. Una vez en la oficina, cerró la puerta de un golpe y lanzó su bolso sobre una silla.
—¿Qué está pasando?
—Señora Mendoza, había logrado resolver todo para que Guillermo saliera sin problemas, pero…
—¿Pero qué?
—Pero… el jefe intervino de