—¡Lucas!
—¡Papá!
Al ver a Lucas cerrar los ojos, Javier y Ana casi gritaron al mismo tiempo.
El miedo que Javier había estado reprimiendo todo este tiempo finalmente estalló, no pudo evitar agarrar la ropa de Lucas y empezar a llorar desconsoladamente: —¡Papá, no te mueras!
Si fuera cualquier otro momento, con la actitud difícil de Javier, nunca podría llamar a Lucas papá, pero en este momento, ya no le importaba nada, solo tenía un pensamiento en su mente: deseaba que Lucas estuviera a salvo.
Ana también estaba sufriendo en su interior, pero al ver a Javier desmoronarse emocionalmente, sabía que tenía que calmarse, de lo contrario la situación solo empeoraría.
—Javier, mantén la calma, la ambulancia llegará pronto. No lo muevas, podrías abrir su herida y provocar que sangre más, ¡no le pasará nada!
Aunque la voz de Ana temblaba, mantenía la determinación. Al oírla, Javier levantó la vista, la miró y asintió con lágrimas en los ojos.
—Está bien, esperaremos juntos, creo que estará bien