La mano de Lucas acarició con delicadeza las arrugas en la frente de Ana. La mirada del hombre adquirió un tinte frío. Parecía ser que iba a ser necesario recurrir a medidas extremas.
...
Al día siguiente
La luz del sol entró en la habitación, Ana abrió los ojos y se encontró sola en la cama, las sábanas a su lado ya habían perdido el calor, Lucas debía haberse ido hace un rato.
Ana sintió una extraña desilusión en su corazón, y acto seguido se dio una palmada en la cara.
¿Qué le estaba pasando? Había vivido muchos años sin Lucas a su lado y estaba bien, ¿cómo de repente había desarrollado esta fuerte dependencia de él...?
Ana sólo podía atribuir este cambio a su envenenamiento, que un problema físico estaba afectando también su estado mental.
Lucas se dirigió de noche hacia la ciudad donde se encuentra la familia Herrera. La situación era urgente, y cualquier retraso se sentía como una tortura.
Una vez en tierra, Lucas mandó de inmediato un mensaje a Carolina, informándole de su llega