Ana abrazó a Javier, tardó un rato en abrir la boca.
—Javier, nos vamos a casa de la abuela en un par de días, tú deberías empezar a empacar tus cosas.
Javier ladeó la cabeza, mirando a Ana.
—Mami, ¿ya lo has decidido?
Ana se quedó un poco desconcertada, no entendió del todo la intención del pequeño, pero asintió.
Javier asintió también, aunque en su corazón lamentaba no poder ver a Lucas en el futuro, todavía respetaba la decisión de su madre.
—Entonces, ¿puedo ir a buscar a papá Lucío cuando vuelva? Antes me dijo que, después de volver, me llevaría a un parque de diversiones a pasar unos días.
Javier recordó de inmediato la promesa de Lucío, aunque el pequeño no había aceptado ir con Lucío en ese momento, sabía que Lucío, que adoraba a Javier, seguro lo llevaría a jugar al parque de diversiones.
Al mencionar a Lucío, el corazón de Ana se encogió de dolor. La noticia del accidente de Lucío no podía ocultarse, Javier lo sabría tarde o temprano.
Ana bajó la cabeza y dijo palabra por pal