En otro lugar, Ana acompañaba a los dos pequeños hasta que se durmieron. Luego regresó a su habitación y antes de que pudiera acostarse para descansar un rato, escuchó un golpe en la puerta. Al salir y abrir la puerta, Teresa se acercó con su celular, luciendo misteriosa, y le mostró a Ana unas noticias en el dispositivo.
Ana, algo confundida, empezó a leer y pronto se encontró con un artículo analítico que argumentaba convincentemente que Lucas estaba saliendo con una joven estrella. El corazón de Ana se saltó un latido sin razón aparente, pero su expresión no cambió.
—Mamá, ¿por qué me muestras esto?
—¿Qué más? Para que veas la verdadera cara de los hombres. Una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen —dijo Teresa, mirando a Ana con enfado.
Ana echó un vistazo rápido.
—Pero ya no tiene nada que ver conmigo.
Teresa observó cuidadosamente la expresión de Ana y no notó nada inusual.
—Me tranquiliza que lo tomes así.
Ana sonrió resignada. Ahora su madre parecía una madre preocupada de u