Capítulo 1110
—El juego ya ha comenzado, y cuándo termine no es asunto tuyo. Cuando me canse de ti, te dejaré ir para que no me estorbes más —dijo Lucas, con los dientes apretados, mirando a Ana quien mantenía una actitud de indiferencia y rebeldía.

Ana bajó la mirada, evitando el rostro del hombre. Aunque su cara seguía siendo tan perfecta como siempre, en ese momento no podía evitar sentir repulsión y asco al verlo.

Algo en la manera en que Ana lo evitaba irritó a Lucas. Sin embargo, al observar su apariencia demacrada y sentir el calor excesivo de su piel, optó por no hacer nada más y soltó su mano.

Tomó una taza de sopa de arroz que estaba al lado, todavía caliente, y con una mirada le indicó a Ana que debía comer.

Ana hizo como si no lo hubiera visto. No tenía apetito; no sólo estaba de mal humor, sino que también se sentía mal físicamente.

Lucas frunció el ceño al notarlo.

—Si entiendes la situación en la que te encuentras, sería mejor que comas —ordenó.

—No quiero comer —respondió Ana, giran
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