Al oír que se trataba de Ana, la ira de Hugo se desbordó aún más. A esta mujer, que había cometido actos tan deplorables, la había perdonado solo por el bien de sus dos hijos.
Para su sorpresa, Ana ahora actuaba con tal audacia que parecía no tenerle ningún respeto.
—De todas maneras, yo también tengo la culpa. Anteriormente, su madre vino a buscarme para pedirme que le devolviera a los niños. Naturalmente, me negué. En medio de la discusión, la empujé accidentalmente y ella se cayó. Aún no ha despertado —Isabel explicó lo sucedido con un tono lleno de agravio.
—Si golpearme algunas veces la calma, déjalo estar. Pero, ella ha contactado a Sergio de Grupo GK. Si ella llegara a divulgar algún secreto de la empresa, los resultados serían catastróficos.
Hugo, al principio, iba a hacer algún comentario sobre haber empujado a la madre de Ana, causando que ella quedara inconsciente. Sin embargo, al mencionarse asuntos de la empresa, eso no podía tomarse a la ligera.
—¿De verdad se encontró c