A las afueras de la ciudad un hombre era golpeado brutalmente, su cuerpo yacía en el suelo, mientras recibía una serie de patadas en el rostro y diferentes partes de su ya lastimado cuerpo, intentaba cubrirse pero le era imposible, aun así se mantuvo firme ante cada golpe que recibía .
Frente a él en una enorme silla de cuero negro se mantenía divertido con la escena, Sakí el jefe de la Organización los Sakis. En su regazo una mujer en solo una diminuta ropa interior besaba su cuello. Afuera del cuarto donde se encontraban se podía escuchar la música con la diferentes mujeres desnudas movían sus cuerpos al ritmo de la música sobre una tarima. La mirada de aquel hombre era de total maldad, con una barba espeja y negra, robusto y de piel morena, ojos saltones e intimidante. En unos de sus dedos de su mano derecha adornaba un anillo con un gran diamante rojo y una enorme cadena de oro con el dije de la letra “ S” colgaba se su cuello.
—¡Ya es suficiente!—. Hizo a un lado a la mujer