Narra Dylan.
No me pude contener y bese a Helen, la bese con el más profundo de los deseos, sentir su labios calientes juntos a los míos despertó todos mis sentidos; tome sus caderas tan fuertes como si mi vida dependiera de ellas. Definitivamente la amaba, y todo lo que sentía por ella no había desaparecido, estaba más vivo que nunca, intentando salir y explorar el sentimiento del amor. Cuando solté sus labios y la mira directo a los ojos, esos ojos dulces y tiernos que causaba en mi estragos, pude visualizar el collar de perla de diamante que era de mi madre, aún lo llevaba y recuerdo lo que le dije ese día que se lo entregue;
—Si tú corazón aun me ama, no te lo quites Helen —tenía grabada esa frase en mi memoria, y por eso me sorprendió mucho, al punto de sentir que una corriente eléctrica se posara en mi vientre, y subía hasta mi garganta provocando una inmensas ganas de llorar.
—¿Aún lo llevas Helen? eso…¿eso quiere decir que aún me amas?—le pregunté tartamudeando con un nudo en