C198- VIVIRÁ CONMIGO DESDE AHORA.

Sin decir una sola palabra, Drakos se giró lentamente hacia el dragón que había golpeado a Ashley. Sus pasos eran firmes y calculados. El silencio era absoluto. Nadie se atrevía a moverse.

El dragón herido lo miró con terror. Drakos bajó la mirada al brazo del guerrero y, sin aviso, lo tomó con una sola mano y, con un movimiento seco, se lo quebró.

El crujido fue brutal.

―¡AHHHH!

El grito del dragón llenó el lugar y cayó de rodillas, temblando de dolor, suplicando con voz rota. Pero Drakos no lo soltó. En cambio, apretó con más fuerza, y el hueso astillado atravesó la piel.

El grito se convirtió en un alarido y los demás guardias retrocedieron, horrorizados. Drakos se inclinó sobre él y, con los ojos dorados encendidos de rabia, siseó:

—Nadie le pone las manos encima a lo que es mío. ¿Entiendes? Nadie.

Soltó al guerrero con desprecio y el dragón cayó al suelo, gimiendo. No tuvo el valor de mirarlo otra vez.

Luego se giró hacia Ashley.

Ella seguía en e