C52- ¡MASON NO LO HAGAS!
Ella arqueó una ceja, obligándose a esbozar una sonrisa suave, casi maternal, aunque sus dedos se apretaron alrededor del pañuelo de seda que llevaba en la mano.
—¿Qué ocurre, hijo? ¿Otra vez Sara llenándote la cabeza de cosas? —se acercó con un gesto calculado, alargando la mano como si quisiera tocarle el rostro—. Tú sabes que ella no entiende a esta familia…
El golpe seco de Mason la hizo apartarse.
—¡Basta! ¡Ya deja de fingir que eres una buena madre!
Margaret parpadeó varias veces, sintiendo por primera vez un escalofrío. Aun así, tragó saliva y forzó una mueca de calma.
—Mason, hablemos más tarde, cuando estés menos exaltado. No tengo tiempo para tus berrinches. Además, no olvides que soy tu madre.
Él soltó una carcajada amarga, rota, llena de decepción.
—¿Madre? Perdona que te lo diga, Margaret, pero... ese título te queda grande... ¡muy grande!
La sonrisa de Margaret se borró como si le hubieran arrancado la piel del rostro.
—¿Q-qué?
—¡Te vi! Te vi con