El baño era tan lujoso como el resto de la suite. Una bañera enorme ocupaba una esquina, la ducha era lo suficientemente grande para albergar a una familia entera, y los productos de baño alineados en la mesada parecían venir directamente de un spa cinco estrellas.
Me duché rápidamente, dejando que el agua se llevara parte de la tensión acumulada. Cuando salí, me vestí con cuidado: una falda midi elegante y una blusa ligera, casual pero lo suficientemente sofisticada para un almuerzo en una mansión.
Christian me esperaba sentado en uno de los sillones, revisando su celular. Levantó los ojos cuando salí del baño, y algo en su mirada me hizo sentir como si realmente me estuviera viendo.
"¿Lista para el almuerzo?" preguntó, levantándose.
Asentí, tratando de controlar el nerviosismo que crecía en mi estómago.
Bajamos a una terraza cubierta con vista a los jardines. La mesa estaba puesta para dos, con vajilla fina y copas de cristal. Un hombre uniformado permanecía discretamente en una esq