La mirada de Christian estaba fija en la mía, intensa, confiada. Como si ya supiera la respuesta. Como si ya hubiera calculado cada movimiento de este juego bizarro que, de alguna manera, los dos estábamos jugando.
Pero antes de que pudiera responder, había algo que necesitaba saber.
"¿Por qué te fuiste?" pregunté, mi voz más baja de lo que pretendía.
Frunció el ceño, visiblemente confundido.
"¿Qué?"
"Esa mañana. En el hotel. Tú..." tragué saliva, la vulnerabilidad molestándome más de lo que quería admitir. "Simplemente te fuiste. Sin ni siquiera despedirte."
Algo cambió en su mirada. Un breve destello de... ¿qué? ¿Culpa? ¿Arrepentimiento? Pero desapareció tan rápido que no pude descifrarlo.
"Tenía una reunión" respondió, evasivo.
"¿A las siete de la mañana de un sábado?" arqueé una ceja.
"No fue nada personal, Zoey."
Tres palabras simples, pero que me golpearon como una bofetada. "Nada personal." Por supuesto que no. ¿Por qué sería? Lo que pasó entre nosotros fue solo una diversión p