Ellis estaba sentada en el patio trasero, una suave brisa movía su cabello castaño mientras observaba a Donna, su adorable hija, jugando con los juguetes esparcidos en el césped. El sol de la tarde arrojaba una luz dorada sobre el patio, creando una atmósfera serena.
A su lado, John Smith estaba tenso. No podía quitarse de la cabeza la sorpresiva aparición de Vittorio Amorielle en su casa. Miró a Ellis con una expresión seria y finalmente decidió que necesitaba conocer la verdad.
“Ellis, ¿cómo fue que Vittorio Amorielle entró en nuestra casa?”
Ellis suspiró, volteándose para mirar a John. Había estado esperando esta conversación, pero no sabía cómo reaccionaría él. “John, él vino aquí y ofreció ayuda. Estaba enferma y acepté.”
John frunció el ceño, con un tono irritado en su voz. “¿Aceptaste ayuda de él? ¿Lo invitaste a entrar en nuestra casa, Ellis?”
Ellis negó con la cabeza, rápidamente, sus palabras cargadas de indignación. “¡No, John! Jamás haría eso. Apareció sin ser invitado.”
J