La cocina de la mansión era del tamaño de la casa de Ellis, eso es lo que concluyó cuando entró en la habitación blanca con mármol en todos los lugares posibles e imposibles. La mirada sorprendida de la morena no pasó desapercibida por la matriarca de la familia Amorielle que giró los ojos mientras pensaba en el tipo de persona sin clase y malvestida que el hijo se casaría.
— Ven, querida, vamos a la tribuna. - Pidió Antonietta al mismo tiempo que caminaba en dirección a la isla central de su cocina. - Mi jefe de cocina fue a buscar la carne de oveja, mientras tanto nosotros haremos el Mise en lugar de los ingredientes.
- Mise, ¿qué? - preguntó Ellis levantando la ceja.
— Mise en place, querida. - Repitió Antonietta control