CEO rogando por amor
CEO rogando por amor
Por: Lorena Rodriguez
Capítulo 1

— Mamá, ¿Hacia dónde vamos? —Preguntó el pequeño Alex, al ver que su madre está empacando de prisa las pertenencias de todos, en tres maletas ha preparado todo.

— Viajaremos a otro país, mi amor. ―Le respondió su atenta madre.

— ¿En avión, mamita? —le interrogó su otro hijo, el más terrible de sus gemelos.

— Claro que sí, sé cuánto amas esos semejantes aparatos y por eso viajaremos en uno de ellos.

— ¡Yeah! ¡Te amo, mamá, eres la mejor del mundo! —gritaron los dos al mismo tiempo y la abrazaron de su cintura.

Siete años atrás…

— Les prometo que no los defraudaré mis queridos padres, seré una buena estudiante y me convertiré en una Licenciada en Administración de Empresas como lo he soñado. Trabajaré por un tiempo y luego formaré mi propia empresa y ustedes se sentirán orgullosos de que su única hija haya triunfado en la vida.

Esas fueron las palabras que Ángela Rosibel le dijo a sus padres antes de partir a la ciudad de San Esteban Olancho, en donde vivirá con su madrina mientras culmina con sus estudios de Media y Superiores.

Ella es una jovencita muy hermosa, tiene bonito cuerpo con prominentes atributos físicos y bien definidos, cada uno en su lugar. Es de estatura baja y su color de cabello es muy peculiar, rojo por nacimiento.

Es una chica muy especial y con deseos de estudiar para en el futuro sacar adelante a sus padres y así ellos puedan descansar.

Debido a que es muy tímida y se avergüenza de su cuerpo, ella usa ropa holgada para ir a la institución, y cada día utiliza un gorro distinto en su cabeza para cubrir su cabellera roja, ya que en el instituto la mayoría de las chicas andan con el cabello en tono rubio o negro natural y ella cree que al verle su color rojo natural, se burlarán aún más de lo que ya lo hacen por usar vestimenta que no es de acorde a la que las chicas con elevados recursos económicos utilizan para ir a sus clases.

En el área de Bachillerato hay un chico que a ella le parece bastante atractivo, pero es consciente de que nunca podrá tener algo con él, ya que él está por graduarse y ella aún está en la secundaria, además de que ese muchacho tiene fama de que se ha acostado con casi todas las chicas de la institución.

Unos meses después…

Ya casi para finalizar el año escolar, Ángela Rosibel ha entablado una bonita amistad con un chico a quien también lo discriminan sus compañeros, pero a él lo discriminan porque ya se dieron cuenta de que es gay.

— Amiga, ¿te gusta alguno de los chicos de este instituto? — preguntó el joven Ariel Betanzo, cuando iban de camino a la cafetería.

— ¡No! ¿Por qué lo preguntas? —ella no esperaba que tan pronto le formularan esa interrogante y ahora se ha puesto nerviosa.

— Te lo pregunto porque cuando tú miras al chico al que todos le deben respeto en esta institución, te brillan los ojitos y sonríes para ti misma, y yo por eso pensé que tal vez él te gustaba.

— No, Ariel, ese tipo engreído no me gusta para nada, además, yo aquí he venido a estudiar, no a andar fijándome en chicos arrogantes. —Le respondió enfadada la joven, y a la vez se ha puesto muy nerviosa, pues considera que ha sido descubierta por su amigo del alma. —Pero ella nunca le dirá la verdad que, sí, está enamorada de ese muchacho imposible.

Mario José es un chico alto, delgado y super arrogante, proviene de una familia millonaria, por lo que eso lo hace creerse el mejor en el instituto, además de que sus padres son los dueños de dicha institución.

En cierto día, en el receso estaba jugando con sus amigos y perdió el juego, entonces como reto, le dijeron que tenía que fingir por un mes ser el novio y estar enamorado de la chica más fea de aquel instituto, Ángela.

— ¡Cómo creen que voy a hacer eso! —Exclamó el joven. Muy molesto, pues ¿quién querría siquiera hablar con esa niña desarreglada? —No lo acepto, mejor pongan otro reto y yo con mucho gusto lo cumpliré.

— Es eso, o le tendremos que contar al Señor Director, que fuiste tú quien obligó a la maestra de estadística a tener relaciones sexuales contigo, y no te abusó sexualmente como tú les hiciste creer a tus padres y al consejo del instituto. —Le amenazaron sus amigos, pues a ellos les interesa que cumpla con ese reto para burlarse de él.

— ¡Está bien, lo haré! — Dijo finalmente el joven Mario José, ya que sabe que sus amigos no están de bromas al decir que le contarán a sus padres sobre lo que había hecho meses antes con la maestra, y él tiene miedo porque está seguro de que si sus padres se dan cuenta lo sacarán de la institución y él no quiere eso porque significa que tendrá que alejarse de sus amigos y de los chicos a los cuales disfruta haciéndoles la vida casi imposible en ese colegio.

Cuando sucedió lo de la maestra y Mario José, sus amigos no estuvieron de acuerdo porque despidieron a la pobre muchacha por culpa de él, entonces ellos le dijeron que le iban a guardar ese secreto, pero que al nomas tener la oportunidad de contar la verdad lo harían, pero hasta el día de hoy no habían vuelto a mencionar ese caso, hasta ahorita que consideran que es conveniente hacerlo para darle una lección a Mario José.

— Bien, como has decidido aceptar el reto, a partir de hoy tienes un mes para que lo cumplas, y si te rindes antes de tiempo o ella no te hace caso, entonces ya sabes que pierdes la apuesta y tu secreto será revelado. —le advirtieron los chicos.

— Uff, por lo menos ya solo falta un mes para graduarnos y luego de eso yo me largo de este país a seguir estudiando, ni loco me quedaré aquí para continuar con ellos porque entonces seré la burla de todo el instituto. —Se dijo en su mente el joven Mario José.

— Lo he aceptado en contra de mi voluntad, por eso no quiero que me vayan a estar presionando para que haga las cosas como ustedes quieran, por favor.

— No, claro que no te diremos nada, tú sabrás como le harás para que todo te salga como lo planeado, recuerda que solo cuentas con un mes para que lo logres.

— ¡Los odio a todos! Ustedes no son buenos amigos. —Se quejó el joven Mario José. —Él cree que sus amigos lo han traicionado por el hecho de que ahora lo quieren acusar con su padre por algo que tuvo lugar en el pasado.

Los amigos se separaron y cada uno se fue a su aula de clases pues, estudian carreras diferentes. A la hora de la salida, Mario José se retiró del salón antes de que las clases terminaran y se fue a una de las casetas a esperar que saliera Ángela Rosibel.

Diez minutos más tarde apareció la chica, pero viene acompañada por el chico que no se separa de ella, Ariel.

Mario José corrió hasta donde tenía estacionado su auto y sin perder de vista a los chicos, salió a la calle tras ellos. Los chicos se dirigieron hasta la parada del bus, pocos minutos después el joven Ariel tomó el transporte que pasa cerca de su cuadra, mientras que Ángela Rosibel se quedó a la espera del bus que pasa por su barrio.

Mario José aprovechó que ella se ha quedado sola, puso en marcha su auto y se detuvo donde la chica esperaba de pie, bajó el vidrio de la ventanilla del copiloto y le habló.

— ¡Hola Ángela! Si me permites, te puedo acercar a tu casa. —La chica se le quedó viendo de una forma rara, ya que en ningún momento se le cruzó por la mente que él le dirigiría la palabra algún día y menos hoy.

— ¿Hablas en serio? — preguntó la inocente Ángela Rosibel, aun sin poderlo creer.

— Por supuesto que si hablo en serio. —Le respondió el chico con una sonrisa fingida dibujada en su rostro.

— Bueno, está bien, dame un aventón. —ella ha aceptado, aunque nerviosa y a la vez emocionada.

— ¿Cómo vas en tus clases? —Mario José, está intentando entrar en conversación, fingiendo estar interesado en su vida de estudiante.

— Todo este año me ha ido bien gracias a Dios, y ahora estoy emocionada porque ya falta poco para que termine este año educativo y salir de vacaciones.

— Sí, eso es muy bueno. ¿Y dónde pasarás tus vacaciones?

— Me iré al pueblo a pasarlas con mis padres y aprovecharé a celebrar mi cumpleaños número diecinueve junto a ellos. Ya el próximo año me regresaré. —Habló la chica, con evidente emoción.

— Me alegro mucho por ti y espero que de verdad el próximo año decidas continuar con tus estudios y no quedarte estancada donde estás.

— En la siguiente cuadra es donde vivo, por favor déjame a tres casas antes para que mi madrina no vea que no llegué en autobús.

— ¡Perfecto princesa, allí mismo te dejaré!

— ¿Cómo me dijiste? — Preguntó la chica, ya que aún no se cree lo que ha escuchado.

— Eres una princesa Ángela, me gustas mucho, pero nunca me he atrevido a decírtelo. —confesó el joven, adentrándose más en su papel de conquistador.

— ¿De verdad yo te gusto a ti que tienes fama de mujeriego? —consultó la chica con inocencia, y el chico que ya se estaba enfadando con solo estar hablando con ella, y no digamos más ahora que decidió ir al grano y decirle que ella le gusta. Pero está decidido a sacrificar su orgullo y seguir con el juego de engañarla y todo para que sus amigos no le vayan a contar la verdad a su padre sobre el incidente con la maestra el año anterior.

— Así es. ¿Qué te parece si mañana al salir de clases me acompañas a comer un helado a algún lugar?

— Vaya, pues, al salir nos vamos. —Le dijo la chica super emocionada, se bajó del auto del chico y se fue caminando hacia la casa de su madrina. No le contará por el momento a ella que el chico del que tanto le ha platicado en todo el año, ahora le ha confesado que también le gusta.

Flashback                  

Meses atrás, Ángela Rosibel llegó del colegio y le pidió a su tutora que sí podían hablar, ya que su adorada madrina le ha dicho que cuando tenga la necesidad de hablar de algo con alguien, que no lo dude y se lo cuente a ella que siempre la escuchará, al igual que sus padres le han dicho que la apoyarán en todo lo que ella decida, siempre y cuando sea para el bien de ella.

— Madrina, en el instituto hay un muchacho que me gusta.

— ¡Ay mi niña!, eso es muy normal enamorarse de cualquier chico cuando uno está estudiando y más a tu edad, creo que todos hemos pasado por lo mismo, así que no te pongas colorada de esos cachetitos, enamorarse de ojo es muy normal.

— Si madrina, pero el problema es que ese muchacho es uno de los niños riquillos del instituto y jamás se va a fijar en un espanto como yo.

— No te desesperes mi niña, deja que el tiempo pase y entonces veremos el resultado.

Fin de flashback

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