Siiii... y 66 capítulos después, se lo dijo...!!!
Capítulo 67 —Voy a volverme loco contigoNarrador:El sonido que salió de la garganta de Massimo fue casi un gruñido animal, bajo y gutural.Y entonces, la besó.Pero no fue un beso tierno, no fue un roce suave o una caricia inocente. Fue hambre, fue desesperación, fue una toma de poder absoluta.Sus labios se estrellaron contra los de Nadia con una fuerza que la dejó sin aliento. Su boca exigente, sus manos firmes en su cintura, su cuerpo presionándola contra la pared sin dejarle escapatoria.Y luego, su lengua. Entrando en su boca sin pedir permiso, deslizándose con una lentitud exasperante al principio, explorando cada rincón, cada curva de su boca como si le perteneciera.Nadia jadeó contra sus labios, su cuerpo reaccionando antes que su mente, su lengua encontrando la suya en un duelo peligroso, en una entrega que no podía detener.Massimo gruñó de nuevo, esta vez más profundo, más oscuro. La devoraba.Sus dedos se enredaron en su cabello, inclinando su rostro justo como quería, p
Capítulo 68 —PídemeloNarrador:Massimo descendió lentamente, su boca dejando un rastro ardiente sobre la piel de Nadia, reclamándola con cada beso, con cada roce de su lengua.Su cuerpo temblaba bajo su toque, sus suspiros entrecortados eran música para él.—Massimo… —jadeó, su voz rota entre la necesidad y la rendición.Y él sonrió contra su piel. Sabía que la estaba llevando al borde, que su control pendía de un hilo.—Te advertí que te haría mía esta noche —susurró contra su pecho, dejando un beso lento justo en el centro —Y cuando lo haga, no habrá vuelta atrás.Su lengua salió a explorar, rozando su piel con un calor abrasador, dejando pequeños círculos húmedos que se evaporaban con la diferencia de temperatura entre su aliento y su piel. Nadia se arqueó bajo él, su cuerpo reaccionando a su tacto antes de que su mente pudiera procesarlo.Massimo atrapó uno de sus pezones entre los labios, mordiéndolo apenas, succionándolo con la presión exacta para arrancarle un gemido ahogado.—
Capítulo 69 —No hay vuelta atrásNarrador: Nadia no pudo responder, porque ya lo sabía. Massimo permaneció inmóvil por un instante, dándole tiempo, permitiendo que su cuerpo lo aceptara por completo. Su respiración era errática, su autocontrol pendía de un hilo, pero esto no era solo deseo. Era algo más profundo. Nadia se aferró a sus hombros, sus ojos oscuros fijos en los de él, su cuerpo temblando por la intensidad del momento.—Massimo… —susurró, su voz apenas un suspiro, una súplica.Massimo exhaló con fuerza, deslizando los dedos por su mejilla, asegurándose de que estuviera bien, de que no hubiera miedo, solo entrega.Y entonces, se movió. Un vaivén lento, calculado, un roce que la hizo jadear y arquearse contra él. Massimo apretó los dientes, sintiendo cómo el calor de su cuerpo lo envolvía, cómo cada movimiento era una tortura exquisita.—Dios, Nadia… —su voz era un gruñido bajo, controlado, contenido. Suavemente, volvió a moverse, con la paciencia de querer saborear cada segu
Capítulo 70 —Un miedo antiguoNarrador:—¿Cómo te sientes?Nadia se estremeció apenas, y sus labios se entreabrieron como si quisiera responder… pero se quedó en silencio. Él frunció el ceño.—Dímelo, piccola, necesito saberlo.—Estoy… —Nadia respiró hondo —No sé cómo explicarlo.Massimo se sentó, apoyando los brazos sobre las rodillas, sin dejar de observarla. No le gustaba verla así.—Inténtalo —murmuró.Nadia tragó saliva.—Es solo que… —bajó la mirada y su voz se volvió más baja, casi un susurro —No pensé que se sentiría así.Massimo sintió un escalofrío recorrerle la espalda.—¿Así cómo?Nadia dudó un segundo antes de responder.—Tan… intenso.Él apretó los puños sobre las sábanas. Por supuesto que lo había sido. Había sido todo.—¿Te duele?Ella negó con la cabeza rápidamente.—No, un poco incómoda tal vez… solo… —soltó un suspiro nervioso y sus mejillas se encendieron aún más —No sé si pueda mirarte a la cara después de todo lo que hicimos. —Massimo entrecerró los ojos y un segu
Capítulo 71 —El anillo.Narrador: Nadia bajó la mirada, sintiendo el peso del silencio entre ellos. Su mano descansaba sobre su abdomen, aún temblorosa, aún procesando cada palabra que Massimo había dicho. Eres mía. No pienso dejarte ir.Entonces, lo vio. El anillo.Brillando en su dedo con el reflejo de la luz tenue de la cabaña.Un anillo hermoso, elegante, con una historia detrás que hasta ese momento no había querido preguntar.Lo giró lentamente con la yema del dedo, sintiendo su textura, su peso. Su significado.Massimo notó su mirada y, sin soltarla, deslizó la mano hasta tomar la de ella, entrelazando sus dedos con los suyos.—Era de mi madre —dijo en voz baja, con una profundidad que la hizo estremecer.Nadia alzó la vista, encontrándose con su expresión seria, intensa.—¿Tu madre? —susurró.Massimo asintió, con la mandíbula ligeramente tensa.—Mi abuela me lo dio. Me dijo que debía dárselo a la mujer correcta.Nadia tragó saliva.—Pero… esto comenzó como un juego.Massimo e
Capítulo 1 —Completa y jodidamente, atractivoNarrador:La sala de la ONG estaba tranquila, con las sillas acomodadas en círculo mientras algunos de los asistentes iban llegando poco a poco. Nadia estaba allí, sentada en una de las sillas, con los dedos entrelazados sobre su regazo. No tenía idea de por qué había aceptado quedarse a la reunión cuando lo único que necesitaba era un trabajo, pero algo en la calidez de Ismael la había convencido. A su alrededor, los jóvenes iban tomando asiento, cada uno con sus propias historias, con sus propias cargas. Había una sensación de comunidad, de entendimiento tácito entre ellos, aunque Nadia aún no se sintiera parte de eso. Y entonces, la puerta se abrió de golpe. El impacto resonó en toda la sala, haciendo que todos giraran la cabeza al mismo tiempo. Dos hombres entraron. El primero, joven, con el cabello despeinado y la ropa desarreglada, forcejeaba inútilmente contra el agarre de quien lo traía a rastras. El segundo… Nadia sintió su estóma
Capítulo 2 — Sin hogar, sin destinoNarrador:La noche era espesa, el aire cargado de humedad y el asfalto aún retenía el calor del día. Nadia caminaba con pasos erráticos, su bolso colgando del hombro como un lastre, su ropa pegándose a su piel por el sudor frío que la cubría. No miraba atrás, no quería hacerlo. Si miraba atrás, tal vez se derrumbaría. No tenía a dónde ir. No tenía a quién llamar. No tenía nada. Solo el eco de aquella voz repugnante resonando en su cabeza.—Anda, bonita… ven a sentarte en la falda de papi, que quiere hacerte unos cariños…La bilis le subió a la garganta, pero la tragó de vuelta. No podía permitirse flaquear. No ahora. No cuando por fin había escapado.Había pasado toda su vida encerrada en un infierno del que parecía imposible huir. Una madre que no era más que una sombra vacía, con el aliento apestando a alcohol y los ojos nublados por la dependencia. Y él… ese asqueroso bastardo que la acechaba como un lobo esperando el momento perfecto para saltar
Capítulo 3 —Cincuenta por la tarde enteraNarrador:El amanecer pintaba el cielo de tonos naranjas y rosados mientras Nadia se incorporaba lentamente de la banca. Sus músculos protestaron con cada movimiento, su espalda rígida por haber dormido en una posición incómoda.—Bien, Nadia… sigues viva —susurró para sí misma, frotándose el rostro con las manos.Se enderezó y miró a su alrededor. La plaza todavía estaba tranquila, con algunos indigentes removiéndose bajo sus mantas improvisadas. El estómago le rugió con un vacío punzante. Tenía hambre. Y, más urgente aún, necesitaba un baño. Se puso en pie y comenzó a caminar. Tal vez encontraría algún lugar donde pudiera entrar al menos a lavarse la cara. Pero cada intento fue peor que el anterior.—No damos caridad aquí.—No puedes usar este baño.—Largo.Cada rechazo se sentía como un golpe directo a su dignidad. Finalmente, con la desesperación mordiéndole los talones, encontró una zona con arbustos altos y, con el rostro ardiendo de verg