Capítulo 34 —El Abrazo
Narrador:
Nadia permaneció inmóvil en los brazos de Massimo, sintiendo su calor envolverla, su aroma masculino llenándole los sentidos. No supo cuánto tiempo estuvieron así, pero su corazón latía demasiado rápido, demasiado fuerte. No era el abrazo de un hombre reclamando a una mujer, no era posesivo ni provocador. Era… otra cosa.
Y eso la aterraba más.
Se obligó a reaccionar y separarse. Lo hizo con torpeza, con un movimiento brusco que traicionaba su aparente calma. Massimo la soltó sin resistencia, pero no se alejó demasiado. Sus ojos, profundos y analíticos, la recorrieron con una intensidad que la hizo contener la respiración.
—¿Qué fue eso? —logró preguntar, su voz más inestable de lo que hubiera querido.
Massimo esbozó una media sonrisa, pero no era burlona como de costumbre.
—Un abrazo.
Nadia frunció el ceño.
—No eres de los que abrazan.
—Tal vez tampoco soy el tipo de hombre que crees que soy.
Las palabras la dejaron sin aire. Porque si era sincera cons