Los días siguieron pasando, y en lo único que podía pensar era en Belov. Todo el tiempo que estuve en el hospital imaginé mil formas de matarlo, pero ninguna me convencía del todo. Quería masacrarlo, pero a la vez no.
—¿En qué piensas tanto? —me preguntó Vlad.
Yo le sonreí.
—Llévame a ver a Belov. Creo que ya es hora de saldar la cuenta con él —le dije.
Vlad negó con la cabeza. Sé que él estaba preocupado, pero yo ya me sentía muy bien, y necesitaba cerrar ese capítulo de mi vida de una vez por todas. Y eso solo lo haría matando a Belov. Él era el último.
—Nerea te va a matar —me dijo.
Y yo lo sabía, pero necesitaba hacerlo y seguir adelante.
—Vamos —le dije.
Vlad me ayudó a andar hasta la salida de casa. El coche estaba cerca, así que no tuve que caminar mucho. Él me ayudó a subir y después subió él.
—Después de esto, haré todo lo posible por tener una familia meramente normal —le dije.
Vlad volteó a verme y asintió poco convencido.
—Ustedes no serán normales jamás —me aseguró.
Yo me