Capítulo 293: Una propuesta inadvertida.
Zucker Hall.
Ya había pasado un mes desde que nuestro bebé había nacido, y él continuaba luchando en la unidad de cuidados intensivos de Neonatos. La afección cardíaca que lo afectaba era un desafío formidable, y la incertidumbre seguía siendo nuestra compañera constante.
Georgina y yo pasábamos la mayor parte del tiempo a su lado. Observábamos a nuestro pequeño luchador a través del cristal de la incubadora, con el corazón en la mano. Cada monitor y cada cable que lo rodeaban eran recordatorios constantes de su fragilidad.
Nuestro hijo estaba conectado a máquinas que monitoreaban su ritmo cardíaco y su respiración. A veces, parecía que su pequeño corazón se cansaba y su respiración se volvía irregular.
En esos momentos, sentíamos un nudo en la garganta y temíamos lo peor, y ese momento era uno de esos.
—¡Se va a morir nuestro bebé Zucker! —exclamó Georgina desesperada, mientras yo la sostenía con fuerza, evitando que se derrumbara.
Yo también sentía miedo, dolor, rabia, impotencia,