(CALIPSO)
Bajé a por un vaso de agua, justo después de pasarme horas en mi habitación, intentando encontrar un buen plan de fuga. Lo único que se me ocurría era escaparme al día siguiente, justo después de las clases, pues no habría otro modo de marcharme con la atenta mirada de mamá en ese día. Pero tan pronto como llegué a la cocina y la observé, arreglada con la ropa del hospital, y preparándose un bocadillo, me olvidé de todo.