CAPÍTULO XXIII: UNA CERVEZA

El nerviosismo de Adén duró varias semanas, pues de algún modo desapareció ante los ojos de su pareja durante muchos días. Tal cual como lo hiciese Theo en un pasado. El chico de los labios prominentes no respondía llamadas o mensajes, pero Theo sabía que estaba bien porque se comunicaba esporádicamente con la señora Dilcia.

La desidia del pálido esas semanas fue eterna. Anastasia buscaba entretener a su amigo de todo aquello, a pesar de que el embarazo de su pareja se volvió turbulento.

Al mismo tiempo, las pocas veces que iba Theo a trabajar, su compañero Braulio intentaba animarle y reconfortarle un poco el alma desdichada.

La última vez que el especialista en redacción vio a su novio fue cuando él lo dejó en la fachada del trabajo, sin decir una sola palabra de lo sucedido Adén llevó en el carro de su madre a su adjunto, lo dejó

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