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La misión que le asignaron a Manuel, no era tan simple como él se imaginaba, tenía que hacerse cargo nada más que del Toro Valdez, quien manejaba una gran cadena de discos en los suburbios de la ciudad de Curumba, era uno de los que se dedicaba a la explotación sexual de mujeres inmigrantes, esas discotecas eran sólo una fajada para esconder él verdadero negocio de venta de drogas como la cocaína, el éxtasis y sobre todo la cereza del pastel la explotación de mujeres.

Tenía muchos guardias día y noche vigilando el lugar, y la policía simplemente llegaba para cobrar su parte de la tarta.

En ese lugar imperaba las órdenes que dictaba el Toro, las autoridades estaban bajo su mando.

Manuel no estaba feliz, con él trabajo que tenía que hacer, pero esa clase de persona no merecía vivir, después de realizar esas atrocidades.

— No será fácil….

Fumando su habitual cigarrillo.

Manuel, se dirigió a una de las discos del suburbio, era el más frecuentado por los millonarios y famosos de