—¿Quieres subir a sentarte un rato?
—Bueno, mejor no… —Sergio abrió y cerró la boca. —Yo... mejor no subo.
Fabiola miró las luces encendidas en el piso de arriba, entendiendo. —Vienes a buscar a Benedicto, ¿verdad?
—Sí, no es así —Sergio habló de manera confusa, como un loco desquiciado. —No vine a buscar…
La mirada sospechosa de Fabiola cayó sobre Sergio: —¿Qué hace Benedicto contigo normalmente? ¿Cómo te ha reducido a este estado?
—No, nada —Sergio sonrió torpemente, su mente realmente se había colapsado. Estos días de búsqueda intensa de información sobre Dolly y el misterioso habían llenado su cabeza de datos, y su boca se movía casi por reflejo. —El jefe me mandó a buscar información sobre Dolly y el misterioso, solo me dijo que Dolly es una actriz, y que el misterioso había contactado a la señora en Marruecos.
Fabiola ni siquiera notó el cambio en la forma en que Sergio se refería a los demás.
Toda su atención estaba en el hecho de que Sergio estaba investigando a Dolly y al mist