Capítulo veintiocho

He estado ansiosa los últimos días, deseando que Aedus y Maxwell regresen cuanto antes con todos los Berone. No hay día que no piense en mi venganza y en lo mucho que deseo acabarlos con lentitud, tal como ellos acabaron con mis padres y conmigo.

Me puse un poco de protector solar en los brazos y en la cara y salí de mi habitación, queriendo caminar un poco por la isla y no estar un segundo más encerrada en esa casa. Holden y Tanner ya me tienen fastidiada con sus cuidados. Necesito aire y lo único que me pueda tranquilizar un poco es el sonido de las olas y la brisa.

No pude ni bajar dos escalones de las escaleras cuando Tanner se atravesó en mi camino, rodeando mi cuerpo en un abrazo y tratando de asegurarme como si me fuera a caer.

Suspiré, pero mi corazón se saltó un latido y mi ser se calentó como cada vez que él está tan cerca de mí, me abraza o me roba el aliento con sus labios en mi frente.

—¿A dónde vamos? —preguntó.

—Voy a caminar un poco, ya estoy cansada de estar en esta c
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