Capítulo 114.
Detrás de mí una voz se escuchó.
-Joder, dame un arma.
Paula se puso a mi lado mientras intentaba acertar entre los ojos del lobo más cercano. No quería cooperar con su muerte, el maldito.
-¿Toby?
No pregunté por la pequeña Vanesa; si hubiera pasado algo malo, Paula no estaría aquí.
Lancé una oración silenciosa para agradecer a Nuestra Gran Madre mientras mi siguiente disparo acertaba en el corazón del jodido lobo que no dejaba de moverse.
La lluvia, que había sido solo una ligera capa de agua hasta hacía unos minutos, se transformó en un diluvio muy pronto y las balas dejaron de tener una trayectoria clara para las lobas. No para mí.
"Este avestruz había evolucionado a una máquina mortal", pensé para mí misma.
-Cuidando a los cachorros. Necesitaba un pequeño respiro para acostumbrarse... larga historia.
Los lobos invasores entraban y salían de nuestro campo de visión rápidamente; los osos seguían escondidos detrás de los árboles o en algún lugar en el que no eran visibles.
Paula come